Esa caricia era ya un baile de los dedos de Brad dentro del
cuerpo de Summer, los pantalones y la ropa interior no podían con el
irrefrenable curso del momento. La temperatura estaba subiendo, el calor en la
habitación, la mano de Summer arrastrando la camiseta de Brad dejando ver su
marcada y deliciosa tableta de chocolate. Un abdomen listo para ser comido, un
cuerpo atlético y una mano metida por completo en la entrepierna de una chica
que suspiraba y se agarraba a su brazo cada vez con más fuerza.
Mientras, Matt permanecía en su casa bañado en un mar de
dudas, no se quería conformar con eso y no estaba dispuesto a tirar la toalla,
veía en ella algo que no había visto en ninguna otra, aunque quizás fuera una
chica normal y él la viese con unos ojos que querían ver más que una compañera
de trabajo.
El pantalón de Summer se deslizaba por sus piernas
arrastrado por la mano de Brad. La piel de todo su cuerpo se erizaba y sus
piernas se restregaban entre sí ansiosas de abrirse y dejarse caer a cada lado
para sentir la cadera de Brad. Los besos estaban descontrolados, las lenguas
iban y venían, los dientes chocaban en más de una ocasión… un bendito desastre,
la atención de ambos estaba en otro sitio de esa misma cama. La mano de Brad se
apartó de las piernas desnudas de la joven, cogió la mano de ella y la llevó
directamente a su pantalón, la metió por dentro, le acaba de conceder todo el
poder. Summer aunque impresionada en un primer momento no se dejó guiar por una
timidez que esa tarde había dejado en casa. Movió su mano en círculos para
acabar sacando de lo más hondo de sí mismo el primer jadeo de su compañero de
juegos.
-“No puedo más”.
Brad se incorporó de rodillas en su cama y se levantó la
camiseta para dejar su torso al aire y para mostrar con ellos unos tatuajes que
Summer solo conocía de oídas.
-“Tengo dos tatuajes que solo verás en su momento”.
Ella alzó su mano, acarició el hipnótico cuerpo del chico
del autobús y pasó su mano varias veces por las zonas entintadas que, hasta ese
momento, habían ocultado sus camisetas. Tras sonreír, Brad se volvió a tumbar
encima de la chica indefensa. Los pantalones de él desabrochados y los de ella
besando el suelo con la camiseta del chico…
Matt miraba por la ventana de su cuarto y seguía pensando en
ella aunque tenía las ideas claras. No sabía que el cuerpo de la chica por la
que estaba empezando a sentir cosas fuera de lo común, estaba a disposición del
chico por el que ella estaba empezando a sentir cosas fuera de lo común.
Los pantalones de Brad volaron para acabar encima de la
silla de su cuarto. La camiseta de Summer permanecía, era de lo poco que aún
les separaba. La tenue luz del atardecer que entraba por la ventana estaba
alumbrando el cuerpo que iba dejando ver Summer cuando se incorporó.
-“Hoy soñarás con lo que vas a ver”.
Los dos ya desnudos y envueltos en una fogosa sábana de
deseo.
-“Espero que tengas protección Brad”
-“No te preocupes Summer, yo soy tu protección”
Brad acababa de penetrar en las murallas desprotegidas de
Summer y ella gemía en su oído. La cama empezaba a temblar y los movimientos de
ambos hacían rechinar los muelles del colchón. Los brazos de ella no le dejaban
apenas moverse y besaba el cuello de la chica una y otra vez mientras le
despejaba el camino. Con mucha suavidad y contundencia Brad se deslizaba por el
vientre de su víctima y verdugo, se zafó de su llave y se levantó sobre sus
brazos para ver la cara gozosa de la chica. Ella agarró el cuello del chico con
las dos manos para mirarle fijamente.
-“No se te ocurra parar ni un minuto”.
Brad estaba poseído por el momento y empezó a envestir con
fuerza. El cabecero de la cama golpeaba la pared, la habitación era un horno de
ritmo y más cuando tras unos gemidos fuertes y entrecortados, Summer empapaba
el miembro de Brad. Él no podía parar, los espasmos de ella le decían que
siguiese y así lo hizo. Cada vez más fuerte, sus caderas chocaban y la cama se
perdía entre saltos. Las sábanas estaban en el suelo, la cama les pertenecía a
ellos dos, nadie les quitaba protagonismo.
-“No acabes Brad por favor, que esto no se acabe nunca”.
Summer acariciaba por segunda vez el culmen del sexo y él lo
sabía así que se incorporó y la poseyó más rápido, sin descanso alguno hasta
que la chica explotó en un chillido silencioso, del que solo salió un “ah…” y
del que Brad notó en su cuerpo la presión que los brazos de la joven hacían en él.
Pocos instantes después, el chico se apartaba y salpicaba el cuerpo de la joven
y todo lo que les rodeaba para caer rendido sobre ella.
Después de taparse algo, ambos compartieron un rato de cama
abrazados, con los torsos desnudos y Summer se vio preparada. Llevaba mucho
tiempo siendo feliz a su lado, eran varios meses de risas y de momentos mágicos con él, sentía que la conexión ya no podía
ser mayor.
-“Brad te quiero muchísimo y me encanta hacerlo”.
El joven la miró y su silencio rompió en Summer algo más que
la magia del momento. No supo qué decir. La chica en estado de shock se vistió
rápidamente mientras corría hacia la calle con una lágrima que empezaba a caer
por su mejilla.
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